Derrick Rose, un MVP abocado al fracaso
- Juan Carlos Juarros
- 3 abr 2017
- 2 Min. de lectura
Todos conocemos a Derrick Rose, cuando pensamos en él, se nos vienen a la cabeza dos ideas: el MVP más joven de la historia de la liga y una carrera lastrada por las lesiones.

Derrick Rose MVP en 2011 www.nba.com
Este año comenzó como una nueva oportunidad para Rose, una ventana para poder escapar de las críticas recibidas en Chicago y poder entablar un nuevo comienzo en la ciudad de las oportunidades. Complementando así el triángulo ofensivo de los Knicks, junto al veterano Carmelo y al jovencísimo Porzingis tratarían de alcanzar los playoffs.
Rose,Anthony y Porzingis 2016 www.nba.com

Pero este cuento de hadas duró bastante poco, la inconsistencia del equipo y del propio Rose, que aun mostrando destellos de lo que un día fue, no consiguió adaptarse al equipo y aportar elementos positivos al juego. Terminó la primera mitad de la temporada promediando 18 puntos 4 asistencias y 4 rebotes por partido, lo que se aleja bastante de un base destinado a facilitar las cosas en la cancha a sus compañeros.
Por si fuera poco, su falta de continuidad no es su mayor problema, si no que, la peor pesadilla de todo fan de los Knicks se hizo realidad. El pasado 29 de marzo se le diagnosticó con una rotura del menisco de la rodilla izquierda (Fuente New York
Knicks) , la cual ya ha sido maltratada por las lesiones en varias ocasiones, esto agrava más aún la situación, y es seguro al 100% que se perderá lo que queda de temporada.
Derrick Rose www.bleacherreport.com

Ahora bien, esta lesión no solo supone una baja indefinida, si no que podría suponer el final de su carrera: son ya varias crujías de rodilla las que acumula el jugador y es sabido por todos que no es fácil recuperarse de algo así, sobretodo teniendo que soportar el gran nivel de exigencia que supone jugar en la NBA. Podemos remontarnos a casos similares, como los de Brandon Roy o Greg Oden, jugadores que vieron su brillante futuro limitado por las lesiones y que tuvieron que abandonar la liga o, en los peores casos, el deporte en sí.
En cuanto al proceso de recuperación, está previsto que dure entre seis y ocho semanas.
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