Contraste

La temporada más convulsa de Ricky Rubio ha terminado siendo la más exitosa a nivel personal. Una montaña rusa de emociones que desemboca en una reivindicación por parte del base de El Masnou.

Ricky se ha reivindicado realizando la mejor campaña de su carrera. Fuente: ESPN

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Probablemente haya sido la temporada más extraña para el base de Minnesota. Una temporada bipolar, una aglomeración de claroscuros, desigualdades, sinsabores y buenos momentos, que acaba otra vez con Minnesota fuera de Playoffs pero con Ricky en el mejor momento de su carrera.

Justicia poética, quizás, ante los que le tachaban de sobrevalorado, de ser marketing, como afirmó en su día Brandon Jennings. Tras la trágica muerte de su madre, tras ser objeto durante semanas de rumores de traspaso incesantes, exasperantes incluso, más fuertes que en ninguna otra temporada, llegó el parón del All-Star. Y con él, la mejor versión del base aterrizó en Minneapolis. Por fin, vimos al Ricky que todos esperábamos, sólido, consistente, y que no dejaba de regalarnos un par de highlights por partido.

La temporada no empezó bien para "Tricky Rubio", cuyos tres primeros meses de competición fueron decepcionantes. Promedió 6.4 puntos, con un escaso 35% de acierto en tiros de campo, 3.6 rebotes y 7 asistencias. Y este notable número de asistencias se debe a que en Diciembre asistió 8.1 veces por partido a sus compañeros, ya que en los dos meses iniciales de competición dio únicamente 6.4 pases a canasta cada encuentro.

Unos números insuficientes para una parte de la afición wolf, que pidió su traspaso, pero con la lesión de LaVine aumentó el protagonismo de Ricky, ya que una actuación insuficiente de Dunn en su año rookie no puso en peligro su titularidad.

Los rumores de trapaso fueron incesantes, y a punto estuvo Ricky de recalar en otro equipo. Se habló de Milwaukee, Detroit... Finalmente, el Target Center no tuvo que despedirse de su point-guard titular.

Y como todos saben, tras el All-Star llegó el mejor momento del base y de su equipo. El mes más completo de Rubio fue marzo, al igual que el de los Timberwolves, que consiguieron una racha de partidos ganados importante, anotando además en su casillero una inesperada victoria por un punto ante Golden State.

Ricky se entiende muy bien con Karl-Anthony Towns, jugando pick&rolls y alley-oops. Fuente: Sports Illustrated

Esto hizo que los Wolves entraran como candidatos a Playoffs, llegando a situarse décimos en el Oeste y a partido y medio de postemporada. No obstante, un mal final de mes de marzo y un peor abril enterraron sus esperanzas.

Para ver el salto de nivel que dio Ricky, solo hay que fijarse en las estadísticas.

Antes del All-Star: 8.9 puntos, 3.8 rebotes, 8.4 asistencias, 1.8 robos, 38% en tiros de campo y +/- de -1.2.

Después del All-Star: 16 puntos, 4.9 rebotes, 10.5 asistencias, 1.7 robos, 43% en tiros de campo y +/- de 2.

Sin embargo, la continuidad en Minnesota no está nada clara. En una entrevista postpartido, afirmó que su único objetivo era ganar, pero no afirmó que quisiera hacerlo en los Timberwolves, pese a las preguntas que le formularon los compañeros de la agencia EFE.

Ricky también afirmó lo siguiente: "Está siendo una temporada difícil, pero me he sentido muy cómodo en los últimos dos o tres meses y quiero construir en base a eso. Como equipo no hemos conseguido los objetivos. He vivido un año irregular, pero estoy muy contento por los últimos meses".

Durante el año, el de El Masnou dejó varios enigmáticos tweets que ponían en duda su continuidad en Minnesota.

A Ricky le quedan dos años de contrato, y el proyecto de Minnesota debería alcanzar Playoffs la próxima temporada. El equipo debe reforzarse este verano, fichar a un veterano, conseguir un banquillo de garantías y construir en torno a KAT y a Wiggins. En el Target Center tienen las bases. Thibodeau tiene mucho que hacer. Y quizá poco tiempo.

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