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GRACIAS MIAMI

  • Álvaro Díaz
  • 9 jul 2017
  • 5 Min. de lectura

Querido Miami,


Wow, ¡que viaje! He estado pensando en el tiempo que he pasado en esta gran ciudad y os quiero dar las gracias por ser una constante durante un periodo de cambio en mi vida. He vivido unas cuantas Finales, un par de campeonatos, varias bodas (incluida la mía), el nacimiento de cuatro niños, la unión con una comunidad entera y muchísimas idas y venidas a lo largo del camino.


Me dio miedo abandonar Toronto, un lugar donde la gente realmente me quería y apoyaba y no estaba seguro de si ese gran sentimiento me seguiría. Cuando llegué a Miami únicamente esperaba gloria y mención entre los inmortales del baloncesto, lo que recibí fue mucho más.

MI FAMILIA

Desde que vine a Miami, me he convertido en marido y en padre por segunda, tercera, cuarta y quinta vez. Aún recuerdo el día en el que mi hijo Jackson nació. Jugábamos los playoffs contra New York y acabábamos de aterrizar en la Gran Manzana aquella tarde. Según recibí la llamada corrí de vuelta al avión. Llegué al hospital 30 minutos antes y pude ver nacer a mi hijo.


Al día siguiente llegué al partido justo cuando Spo estaba dando las indicaciones previas. Los chicos me vieron y empezaron a aplaudir mientras me rodeaban y abrazaban. Spo les acababa de decir que no estaba seguro de que lograse llegar, y lo hice. Parecía una escena de película. Aquellos chicos siempre me hicieron sentir especial, nos ayudábamos entre nosotros porque éramos más que compañeros de equipo. Después ganamos nuestro primer campeonato y pude celebrarlo con mi hijo en la pista. Ese fue uno de los días más felices de mi vida. Lograr todos esos sueños personales y profesionales, que nunca pensé que fuesen posibles, en un mismo verano...fue increíble.


Cuando nació mi hija Dylan, estaba en la ciudad y pude estar cerca sin asustarme. Más tarde ganamos otro campeonato contra uno de los mejores equipos de la historia y puedo decir que jugué en una de las finales más competitivas de siempre. La suerte siempre ha estado de mi lado pero también pienso en todo lo que me ha ayudado mi familia para llegar hasta aquí.


Mi mujer y mis hijos me han dado fuerza cuando yo no la tenía. Mi mujer me ha levantado muchas más veces de las que sabéis y doy gracias por tener un apoyo tan grande. Ella es como vosotros, Miami, dulce y amable pero con ese toque especial de pasión latina y fuego. A veces me pregunto que he hecho para merecer una mujer que me ama sin condiciones y me apoya en todo.


EL APOYO DE LA COMUNIDAD


Esta comunidad me ha recibido con los brazos abiertos desde el día uno. La tradición y cultura de la ciudad es única y puedes sentirlo desde que aterrizas en Miami. Los fans siempre han recibido a mi familia con positividad, intentando siempre que mis hijos sonriesen. Eso es lo que amo de la comunidad. Todos nos habéis mostrado aprecio por la calle y en nuestros eventos. He conocido a gente con entradas de por vida y puedo ver el orgullo en sus ojos cuando me lo dicen. También he mejorado mi español y tengo una forma de comunicarme con mucha más gente en el mundo. Aprender a pedir un café con leche o ropa vieja en la Calle Ocho es algo natural para mi. ¡Es increíble!


Gracias por venir a los partidos y animarnos para que lográsemos la victoria, hacer que os sintieseis orgullosos era una prioridad cada vez que saltábamos a la pista. Fue increíble compartir ese sentimiento de ser campeones con vosotros. Mientras cogíamos el trofeo, vosotros cogíais las ollas y sartenes para celebrar como nadie más sabe hacerlo. Jugar en un ambiente tan cálido en casa es un lujo en la liga, poder estar con vosotros y ganar un par de partidos hacía que todo fuese mucho mejor.


LAS IDAS Y VENIDAS

Perder en las Finales fue una de las peores experiencias de mi vida, sin duda una gran dosis de humildad. Perder contra el equipo de mi ciudad y enfrentarme al lockout el año siguiente fue muy duro, estaba avergonzado y me costaba salir en público, fue muy difícil miraros a la cara.


El salir de eso me enseño sobre la perseverancia, nunca sabes realmente lo que es hasta que pasas por momentos duros. Pero fuisteis positivos, Miami, os quedasteis, nos apoyasteis y reforzasteis la creencia de que podíamos hacerlo...¡y lo hicimos! Eso es lo que hace de estos momentos algo especial, vi a mis compañeros, amigos y hermanos brillar en los momentos más difíciles de sus vidas. No se trataba de hacer una buena jugada o ganar un partido crucial fuera de casa, era el hecho de que lo hicieron poniendo mucho en juego. Superamos la adversidad muchas veces.


Y después no pude jugar el deporte que amo, el juego al que he dedicado mi vida, trabajando para dominar, evolucionar y tener éxito. Estuve mucho tiempo triste, dicen que tienes que aceptar lo que te dan, algo que no había entendido hasta ahora. Conocer las noticias acerca de mi salud durante el All-Star fue muy duro al ser un tiempo de celebración para la liga y sus estrellas, un tiempo de cumplir sueños. A pesar de no dar nada por hecho, aprendí a no dar otras cosas por hecho...como estar en el hospital.


Pasé allí seis días y me operaron del pulmón izquierdo, estuve todo el tiempo sentado en la habitación con tubos a través de mis costillas y empecé a sentir pena de mi mismo hasta que me di cuenta de toda la gente que sufre cosas peores, una vez más, fui humilde. A todos aquellos que piensan que no hay salida, !seguid luchando!, imaginaros saliendo de ese lugar y trabajad cada día para conseguirlo. Aquellos seis días fueron una eternidad, no me puedo imaginar la fuerza de aquellos que estáis allí mucho más tiempo.


Aquel fin de semana en Toronto fue muy especial para mi, no solo por volver al lugar donde había jugado y vivido sino porque iba a hacer cosas por primera vez en mi vida, como participar en el concurso de triples. Fue como volver al baloncesto siendo un jugador diferente, poder evolucionar a algo más y aún así tener éxito, algo que está por terminar.


He aprendido a soñar de nuevo, he aprendido a apreciar el baloncesto y todas las cosas que he experimentado aún más. La gente ve los trofeos y estandartes y piensan que eso lo es todo pero es sólo una parte, un momento. He aprendido que no importa lo que pase en la pista, el juego continúa. Incluso cuando las cosas cambiaron y no podía jugar, la gente aún me apoyaba y me mostraba lo que le baloncesto en Miami significa para ellos. Amo esos encuentros, las palabras de ánimo o alguien que se preocupa lo suficiente como para preocuparse de mi salud...parecen pequeños gestos pero forman parte de mis más bonitos recuerdos.


Vivimos juntos, Miami. Me enseñasteis a mantenerme fuerte y avanzar en los momentos más duros. Y a pesar de que no me gustó en su momento, fue algo que marcó la diferencia a largo plazo. Me hicieron un hombre mejor, la persona que soy hoy. Gracias.


Gracias a todos- en Miami, a través del país y alrededor del mundo- los que habéis formado parte del #TeamBosh, espero que me sigan en mi camino, donde quiera que me lleve.







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