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Una cuestión de 'ritmo'

  • Borja Odriozola Schick
  • 7 jun. 2017
  • 2 Min. de lectura

Los Cavs vuelven a Ohio con un adverso 2-0 y unas sensaciones nada buenas debido al parcial negativo de -43 puntos fuera de casa. Lue necesita cambios tácticos para darle la vuelta a la eliminatoria.

Fuente: cavsnation.com

La historia rima, pero no se repite. Es cierto que las finales del año pasado empezaron exactamente igual que las de éste, incluso peor, con un parcial de puntos negativo en los dos primeros partidos que se elevó hasta los -48. No obstante, por mucho que se quiera invocar la hazaña del año pasado cuando se levantó aquel 3-1, hay que tener en cuenta que estos Warriors cuentan con Kevin Durant en vez de con Harrison Barnes (que hizo unas finales horrorosas) y que en aquella remontada hubo factores adicionales como sanciones (aquella a Draymond Green) y lesiones de piezas clave (como la de Andrew Bogut). El "Big 3" de los vigentes campeones está rindiendo al nivel esperado pero la aportación de los demás miembros del equipo está dejando mucho que desear. A pesar de esto, puede que la clave para poder competir contra los Warriors no esté en las piezas, sino más bien en el tablero.



Los partidos impares de una serie, excluyendo el primero, son siempre partidos especialmente decisivos. La perspectiva de ponerse con 3-0 para los Warriors es muy atractiva a la vez que lo sería demoledora para los de Ohio. Por ello mismo los Cavs deberían plantearse si les conviene jugar al alto ritmo de los de la bahía, esto es, jugar a muchas posesiones y con muchas transiciones, o si por el contrario deberían imponer ellos un diapasón más lento.


Fuente: cavsnation.com

Los datos del segundo partido son demoledores. El ritmo fue de 108,5 posesiones para cada equipo en los 48 minutos que duró el encuentro. Este juego acelerado beneficia claramente a los chicos de Steve Kerr que tienen un "rating" ofensivo de 120,5 puntos por cada 100 posesiones por los 105,3 de los vigentes campeones.


Y todo esto ha de ser enmarcado en el contexto de un gran acierto en el tiro desde todas las posiciones: más del 50% en tiros de campo, más del 40% en triples y más del 90% en tiros libres. Estos dos partidos de las finales han sido los más acelerados de toda la post temporada, y aunque jugar en casa puede aportar un punto de intensidad superior, no tiene pinta que esta forma de jugar les beneficie, sobre todo si nos fijamos en la cantidad de minutos que acumulan LeBron y compañía. La evolución de los primeros dos partidos ha sido muy parecida, rompiéndose a mediados del tercer cuarto, y sin respuesta alguna durante el último periodo, lo que responde perfectamente a la acumulación de fatiga señalada.



Si los Cavaliers consiguieran anotar durante los primeros doce segundos de la posesión y pudieran evitar que los Warriors hicieron lo mismo y obligándoles a jugar las posesiones hasta el final, entonces podrían jugar al ritmo que quisieran. El problema es que el equipo más eficiente a la hora de hacer eso durante los tres últimos años son los Warriors. Por lo tanto, si Cleveland quiere tener alguna oportunidad de llevarse el anillo por segundo año consecutivo, quizá deberían pensar en jugar más "despacio".

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